Un sistema ERP puede convertirse fácilmente en una solución eficaz para aquellas pymes que desean integrar su software contable y otras aplicaciones de organización virtual en un mismo paquete informático, por lo que conviene tener presentes algunos consejos antes de lanzarse a la selección y compra de uno de estos paquetes de aplicaciones.




Algunos consejos para elegir un ERP

El primer consejo puede parecer uno de los más evidentes, pero de él depende la satisfacción con la elección del sistema ERP.
Antes de lanzarse a por uno de estos paquetes debe realizarse un análisis exhaustivo del tipo de negocio en el que se va a aplicar y de las necesidades imperantes que los programas deberán satisfacer.
Un sistema inadecuado ofrecerá más problemas de implementación y productividad que ventajas en un entorno laboral, por lo que la fase de análisis debe ser llevada a cabo con extremo cuidado.

Tampoco debe olvidarse sobre la necesidad de elegir paquetes que sean flexibles y abiertos. En épocas anteriores se ofrecían programas de este tipo que no permitían una adaptación adecuada, algo que no debe permitirse en la actualidad si se quiere preparar a las pymes para trabajar integrando recursos de redes sociales, gestión en la nube y otros muchos desarrollos.

Se debe huir en la medida de lo posible de personalizaciones excesivas. Si el software contable de una empresa se realiza de una forma demasiado específica, las actualizaciones del mismo serán trabajosas y bastante lentas, algo que se unirá a la imposibilidad de adaptarlo a nuevos entornos de trabajo.

La interfaz de los programas debe ser accesible y muy intuitiva. Desde los niveles superiores de una compañía debe tenerse en cuenta la experiencia variable que los trabajadores pueden tener con este tipo de sistemas, por lo que es conveniente hacerlo lo más sencillo posible para no dificultar el trabajo de la empresa.

El último consejo, y uno de los más importantes, es elegir siempre un sistema ERP que sea capaz de integrar el 100% de las tareas que se llevan a cabo dentro de un entorno laboral. Hacer lo contrario significaría dejar cabos sueltos que, a la larga, lastrarían el funcionamiento del software elegido y de la misma empresa que lo usa usando para incrementar su productividad.